miércoles, 27 de abril de 2016

Frederick, Leo Lionni



Frederick es un clásico de la literatura infantil, un libro enormemente recomendable del que vengo a hablaros hoy.
Lo primero que me gusta de él es su particular "elogio de la pereza" y su reivindicación de los "trabajos del alma o no productivos".

-¿Y tú por qué no trabajas, Frederick -le preguntaban los demás.
-Yo trabajo -les respondía Frederick-. Recojo rayos de sol para los días fríos del invierno.





En este cuento todos los ratones del grupo se afanan en prepararse para el invierno: recogiendo provisiones, recolectando comida, preparando la madriguera para que resista al viento y a la nieve... todos menos Frederick, que parece que está sentado sin hacer nada, solo y pensativo subido en una roca. 

Los demás ratones están un poco molestos con él porque piensan que es un vago. Cuando le preguntan por qué no les ayuda, Frederick les explica cuál es su trabajo: pensar en palabras para poder contarles cuentos, visualizar todos los colores del campo para poder describírselos en los meses de oscuridad...


Y, efectivamente, cuando en lo más frío del crudo invierno se les van acabando las provisiones y están decaídos y tristes, Frederick se pone a contarles las historias y cuentos, a describirles los colores y las sensaciones que recolecto en su cabeza, y los ratones sueñan a través de sus palabras y se sienten reconfortados y calientes por dentro. ¡Eres un poeta!, le dicen, y Frederick se ruboriza y asiente.

¡Qué bonita metáfora del papel de la poesía y el arte en la vida! 

No se comen, no producen objetos materiales, pero son tan imprescindibles como estos.

Aunque a mí no se me había ocurrido, he leído en algún blog que este cuento es como la fábula de La cigarra y la hormiga, pero con el mensaje invertido, y es totalmente cierto.

Si podéis, fijaos en las ilustraciones del cuento, ya que Leo Lionni tiene un estilo muy peculiar usando técnicas variadas: acuarela, collages de papeles y cartulinas... y todo con un trazo fino, minimalista y muy tierno sin necesidad de muchos detalles. 

Del autor, Leo Lionni, también conozco Nadarín, que también es deliciosa y con unas ilustraciones que me han gustado aún más que las de este álbum ilustrado.

El libro está editado por Kalandraka, a la que hay que agradecerle la difusión de tantas obras infantiles imprescindibles.

*(Si te gusta este libro y no lo encuentras en tu librería de barrio o en la biblioteca, puedes comprarlo a través de este enlace y ayudarme a mantener el blog. Muchas gracias).






miércoles, 20 de abril de 2016

Blitz, David Trueba


Para empezar una de estas reseñas sui generis que me marco tengo que decir que David Trueba me parece un escritor irregular, para seguir (y siendo sincera) tengo que admitir que esta novela no me disgustó, sobre todo en el sentido de que me entretuvo, me pareció extremadamente fácil de leer y me la ventilé en tres o cuatro horas de lectura.

Sé que esta afirmación no tiene ningún valor, ni por qué estar relacionada con la calidad literaria de la misma, pero no es menos cierto que a veces me enfrento a novelas de una calidad literaria cuestionable (como puede ser esta que me ocupa) y que además son auténticos puros: aburridas, pretenciosas y en las que avanzar en su lectura se vuelve una escalada al Everest en invierno y con el viento azotándome la cara, así que... ni tan mal. 

Blitz no es pretenciosa, y a mí no me ha parecido aburrida, pero también es un poco (bastante) sosa y un poco (bastante) insustancial. 
Es una novela ligera, con un punto previsible pero también con alguna reflexión "curiosa" en boca del protagonista o del narrador. Mucho más tampoco hay, la verdad. 
No me ha parecido tan horrorosa como por ejemplo a Molinos, aunque entiendo su crítica, porque algo de eso hay. 

Vaya reseña rara que estoy escribiendo, todavía no he dicho ni una palabra sobre el argumento de la novela, y la verdad es que no tengo muchas ganas. Bueno, dos frases. 
Es la historia de un arquitecto de 28 años con una crisis profesional por falta de proyectos que va a Munich a presentar un proyecto de paisajismo, estando allí se pega con un compañero-competidor de trabajo, su novia le deja y vuelve con un cantautor, y él se enrolla con una alemana madura. Crisis y redención sin ninguna trascendencia. Todo esto, como digo, se deja leer pero no tiene ninguna importancia. ¿Y cómo es posible si ese es el armazón de la novela? Pues por eso digo que es un pasatiempo momentáneo.

En concreto a mí lo que me ha interesado son la reflexiones, aunque muy ligeras y poco trabajadas, sobre el precariado y una vida de clase media relativamente cómoda pero totalmente falta de horizontes y oportunidades... y poco más.

Mi problema principal con esta novela es que esperaba bastante MÁS de ella porque me gusta mucho la editorial Anagrama, y unos y otros críticos, por lo visto más interesados en hacer caja que en la calidad de la obra, se habían dedicado a ponerla por las nubes y casi a decir que era una novela generacional para los treintañeros perdidos como yo. Bueno, pues es mentira, aunque yo me lo creí. 

Como no tengo dinero para comprar libros, la saqué de la biblioteca, y menos mal porque no me habría gustado un pelo haber pagado por ella.

De todas formas podía haberlo visto venir ya que cuando empecé a leer a David Trueba me pareció un novelista bastante zafio. Cuatro amigos estaba llena de clichés, chascarrillos machistas y diálogos y situaciones que parecían sacados de una peli de Daniel Sánchez Arévalo; ah, perdón, si es que David Trueba también es guionista de películas de ese estilo. Por eso sus primeras novelas eran tan cinematográficas, llenas de diálogos ágiles y fragmentos que recordaban a planos-secuencia.

Para ser justa, he de decir que su novela anterior a Blitz, Saber perder, está bastante más trabajada y es una obra sólida, creo que su mejor trabajo.

Y para terminar esta entrada "chusca" voy a terminar con unos cotilleos. "Documentándome" para esta entrada me he enterado de que David Trueba, como su propio nombre indica, es hermano de Fernando Trueba (¿por qué habrá tantas sagas de hermanos artistas o escritores? ¿irá en los genes?) y que fue pareja durante muchos años de la actriz Ariadna Gil, por lo que habla un correcto catalán.
Fin.






domingo, 17 de abril de 2016

Para niños: Emilio Urberuaga (ilustrador)



Emilio Urberuaga por Emilio Urberuaga

Aquí vemos al ilustrador Emilio Urberuaga en un autorretrato. Este conocido dibujante español ejerció diversos oficios antes de encontrar su vocación y empezar a dibujar en 1982, y no estudió en ninguna escuela de artes, así que su estilo es completamente libre y nada académico.

Quizá por ello sus ilustraciones nos resultan tan espontáneas y originales, como si él mismo no se impusiera límites o demasiados retoques al realizarlas, y dejara la mano y el lápiz libres, fuera de toda convención.
Seguramente le conoceréis por sus trabajo conjunto con la escritora Elvira Lindo, en especial sus ilustraciones para la exitosa serie de Manolito Gafotas.


Otra serie de libros de este tándem son los cuentos de Olivia. Tienen poco texto y son para niños algo más pequeños. En casa, durante una temporada, nos han gustado mucho, aunque M. ahora no les hace mucho caso. Cuentan la vida cotidiana de Olivia con un toque de humor y cercanía muy propio de esta escritora. Me gustan mucho los relatos en los que se narra la infancia de los padres y abuelos de la niña, y las ilustraciones se compenetran perfectamente con la historia, ademas de ser divertidísimas. M. tiene Olivia y la Carta a los Reyes Magos Tres cuentos de Olivia.

En el 2011 Emilio Urberuaga recibió el Premio Nacional de Ilustración por toda su trayectoria. Él mismo afirma que con sus dibujos quiere ayudar a crear futuros lectores y, si se puede, mejores personas.
Tiene una larguísima lista de trabajos como ilustrador, y algunos libros en los que también es autor del texto. De estos últimos conozco La selva de Sara Una cosa negra, los dos muy recomendables.

También ilustró Discurso del oso, un cuento surrealista de Cortázar para niños que ya reseñé aquí.

Emilio Urberuaga es un gran ilustrador y os recomiendo cualquiera de sus libros.





miércoles, 13 de abril de 2016

Rayuela, Julio Cortázar (esto no es una reseña)


Esta es la portada de la primera edición de Rayuela, publicada por editorial Sudamericana



Rayuela fue complicada de leer, era como si no avanzase: su edición mamotrética de Cátedra que paseé de un lado a otro en una mochila, muy pesada, que llevaba todas mis pertenencias en aquel verano interminable en la isla mágica.

Llovió durante tres días sin parar un solo segundo y yo leí, y leí y leí, la sórdida bohemia de Horacio Oliveira en París, las metarreflexiones de Morelli, la literatura y la vida jugando a la rayuela, y aún así me acompañó unos meses más.

Quinientas notas sobre Jazz y ensayos filosóficos.

¿Pasaría hambre Cortázar mientras escribió la novela?

Frases que se me clavaron recordándome que los escritores a veces guardaban una llave secreta al universo de las señales y los puentes metafísicos.

"La vida, como un comentario de otra cosa que no alcanzamos y que está ahí, al alcance del salto que no damos".

Del lado de allá y de otros lados, dando saltos cuando me quedaba tiempo, entre el mar y el arroz salado de campingás del que nos alimentábamos todos los días.

El viaje en espiral de Oliveira y Traveler. París y Buenos Aires unidos por un tablón entre dos balcones.

La locura y la sordidez. 

Un Cortázar de dos metros fumando un cigarro detrás de otro y sin dinero para poner la calefación mientras teclea febril escuchando a todos los trompetistas y solistas que pueblan la novela, y viendo como sus figuras se materializan en los recortes de la pared.

La Maga y su bebé me daban casi miedo.

1963. El boom lationamericano y todas las novelas totalizadoras que surgieron de esa explosión.

Manosear el libro, querer saltarme partes, comerme viva otras tantas, perderme en el malditismo que destilaban sus tertulias de exiliados latinoamericanos en una Europa ingrata.






miércoles, 6 de abril de 2016

El paraguas rojo, Paloma Muiña

El paraguas rojo, Paloma Muiña

El paraguas rojo forma parte de la colección infantil de la editorial SM, "El barco de Vapor", que me acompañó en mis primeras incursiones literarias cuando era una niña, que sigue en activo después de tantos años y cuyos títulos se han ido adaptando a los tiempos. La colección está dividida por edades:

  1. La Blanca, para los más pequeños (de 4 a 8 años)
  2. La Azul (de 7 a 10 años)
  3. La Naranja (de 9 a 12 años)
  4. La Roja (a partir de 12)
De la serie Azul leí muchísimas veces Caramelos de menta; y me gustaba tanto que uno de los primeros cuentos que escribí era una copia nada disimulada de esta novela infantil. Por ese cuento gané, con 7 años, un concurso infantil de bibliotecas municipales, y quién sabe si fue una de las piedras iniciales de mi vocación como escritora.

La serie Naranja me deparó los grandes clásicos, El pirata Garrapatay Fray Perico y su borrico yDe profesión, fantasma que leímos de forma comunitaria en el colegio.

Ahora que hablo de ellos me apetece, si tengo oportunidad, releerlos con M. cuando llegue el momento e ir enseñándolos por aquí.

El paraguas rojo, Paloma Muiña
Añadir leyenda

Hoy me gustaría hablaros sobre El paraguas rojo, que pertenece a la serie Blanca de esta colección. Me ha parecido un cuento muy fresco, alejado de lugares comunes de la literatura infantil y me ha llamado mucho la atención, en primer lugar por sus ilustraciones, que se dan un aire 
El paraguas rojo, Paloma Muiña
al dibujo manga, con personajes de grandes ojos y gestos expresivos, pero con un trazo adaptado al gusto y las inquietudes de los niños, por lo que no son nada agresivas. A ellos les entran por los ojos gracias a sus colores brillantes y su visión expresionista de la realidad.  

Está muy logrado el toque fantástico y surrealista que acompaña la historia que se cuenta, y que pone en imágenes los caminos que toma la imaginación de los niños.
El paraguas rojo, Paloma Muiña

El paraguas rojo, Paloma Muiña
El segundo punto fuerte es la historia en sí.
Marta, la niña protagonista, está acostumbrada a que, como por arte de magia, sus deseos se hagan realidad, pero un día su "magia" empieza a dejar de funcionar.
Primero desea con todas sus fuerzas que llueva, pero cuando abre los ojos el sol sigue impasible brillando con fuerza. También desea que su bocadillo de chorizo sea de chocolate; segundo deseo no cumplido, el día no podía empezar peor. Marta quería enfrentarse a la realidad, pero esta se emperraba en seguir ahí, y detrás de las puertas no aguardaba el mundo de fantasía que ella esperaba, sino una cuidadora de guardería agitando un pañal maloliente. Además, su hermana pequeña Nerea no era de gran ayuda, ya que parecía que ahora fuera solo ella la que tuviera la magia.

Marta le cuenta a su papá que antes tenía magia, pero que ahora se ha olvidado de cómo funcionaba y por eso no se le cumple ningún deseo. Él le recomienda que haga memoria, pero Marta no entiende cómo se puede hacer memoria como si fueran albóndigas o pajaritas de papel.
El paraguas rojo, Paloma Muiña
Por si fuera poco, Nerea ha cogido a Boris (el gato de peluche preferido de Marta) y lo ha pintarrajeado y llenado de babas sin mostrar ningún tipo de consideración.

Pero de pronto, junto con su hermana pequeña, la magia comienza a funcionar de nuevo. Marta desea recuperar a Boris, y Nerea se lo devuelve con una sonrisa, más tarde desea que el parque se convierta en un reino mágico y, dicho y hecho, pasa toda la tarde con Nerea vadeando un río, escalando un castillo, luchando contra un dragón y rescatando un príncipe, entre otras cosas divertidas.
El paraguas rojo, Paloma Muiña

El paraguas rojo, Paloma Muiña
Desmontando tópicos de que las chicas son siempre las rescatadas.
Para terminar el día perfecto incluso se puso a llover y las dos, junto con su padre, estuvieron saltando en los charcos antes de volver a casa.
El paraguas rojo, Paloma Muiña

El paraguas rojo, Paloma Muiña


Ya de noche, desde la litera de arriba, Marta le dijo a Nerea: "¿Sabes una cosa? Hago magia". Y Nerea la miró con los ojos muy abiertos, "lo único es que a veces tarda un poco en llegar".

Su autora, Paloma Muiña, ha escrito y editado varios libros infantiles, y con esta divertida historia les cuenta a los niños, y a los adultos si estamos bien atentos, cómo la magia infantil va cambiando según se hacen mayores.


* (Si te gustaría leer este libro y no lo encuentras en tu librería de barrio o en la biblioteca, puedes compralo a través de este enlace y así ayudarme a mantener el blog. Muchas gracias). 


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