domingo, 23 de noviembre de 2014

Personajes de Berlín

Como sé que os ha gustado mucho la entrada sobre Berlín visto por mi madre, hoy publico la segunda entrega escrita por ella. Esperamos que os guste.

La palabra multi-kulti se ha convertido en un término que en gran medida define a Berlín. Significa multicultural y, en efecto, en Berlín puedes ver gente de todo tipo, una enorme mezcla de razas y culturas que aparentemente conviven sin grandes problemas en una ciudad en la que se respira tolerancia, libertad y en la que nadie parece extrañarse de nada.


La ciudad está llena de personajes que son como una fauna bizarra y muy curiosa a ojos del turista. Esta es una lista con algunos de sus especímenes: 

  • Viejos gruñones: Berlineses de toda la vida siempre dispuestos a echarte la charla por incumplir cualquiera de las reglas que ellos consideran sagradas. Yo, cuando me encuentro en una de estas situaciones, intento decir: “Entschuldigung, ich bin Spanisch” (perdone, soy española), para después salir pitando y huir de sus malhumoradas retahílas. También existe la variante  amable, normalmente femenina, que te suelta grandes parrafadas con una sonrisa picara y cariñosa, siempre me come la curiosidad por saber qué habrán querido decirme.
  •  Inspectores de transporte: Cada vez más numerosos, su  truco para pillar a los viajeros sin billete es ir vestidos de paisano, puede ser cualquiera: el macarra musculitos que tienes al lado, la pareja joven que se está dando el lote, una mujer madura de generosa anatomía… pero cuando el tren arranca se ponen en acción y son implacables; una vez que agarran una presa no la sueltan, no valen cuentos ni excusas, y tampoco te libra ser extranjero y poner cara de tonto.


  • Hausmeister (maestro de la casa): Hombre alemán grandón de mediana edad con mono de tirantes lleno de bolsillos de los que sobresalen herramientas de todo tipo; no es un portero al uso sino el verdadero jefe del edificio, que se encarga de que todo funcione. En España sería algo así como la persona de mantenimiento, pero su análogo alemán es mucho más que eso. Este retrato está basado en Thomas, maravilloso Hausmeister de unos estupendos apartamentos turísticos en la Hermannstrasse en los que me he alojado a menudo, y que además de ser eficaz es cariñoso y simpatiquísimo igual que su mujer, Jeannette. Y sí, aunque mucha gente os diga lo contrario, existen alemanes amables y cercanos, por lo menos esa es mi experiencia.

  • Turcos: Puedes ver la variante masculina en los mercados al aire libre pregonando a gritos sus mercancías y precios; el volumen y el sonsonete son los mismos que hasta hace poco se oían en los puestos de nuestro país, también puedes “sufrirlos” jóvenes y chulitos, conduciendo coches de marca a gran velocidad y con la música a todo volumen; otros, sobre todo los de más edad, dan la impresión de pasar la mayor parte del día sentados en cafés fumando en pipa y viendo pasar la vida. A las mujeres se las ve cada vez más tapadas y rodeadas de niños. Siempre me llaman la atención, en las consultas médicas, las mujeres ya mayores sin hablar una palabra de alemán, haciendo ganchillo para matar la espera con una habilidad y una rapidez increíbles, creo que la vida que llevan en Berlín es exactamente la misma que podrían llevar en Estambul: la casa, los hijos, el marido y arrastrar las sayas y los velos, mirando solo el suelo de las aceras. Esta rutina debe romperse a veces en las fiestas, bodas y bautizos, solo hay que ver los escaparates de las numerosas tiendas con trajes de ceremonia a cual más recargado y brillante; aunque también hay chicas jóvenes muy pintadas, alegres, modernas y simpáticas, como las dependientas de una cafetería en Hermannplatz, a las que solo conocíamos de desayunar cinco días y que al vernos con las maletas nos regalaron bollos para nuestro viaje de vuelta.
(Cuando leo el párrafo anterior me siento incomoda  y creo que soy muy atrevida opinando de gente a la que no conozco en absoluto, y que he caído en todos los tópicos habidos y por haber, espero en otro momento dar una visión más justa y cercana.) 
  • Naturistas, vegetarianos, veganos y otras hierbas: Berlín es el reino de “lo verde” y no me refiero a sus parques sino a lo que venimos llamando lo ecológico. Está lleno de tiendas Bio y estos productos también se venden habitualmente en supermercados. Mi hija vivió algunos meses en una WG (casa compartida) En Sonnenalle 70. Sus compañeros veganos todavía deben recordar con espanto la bolsa llena de restos de embutidos españoles que mi sobrina se dejó olvidada en la casa ese verano cuando fue a ver a Aida.

  • Artistas: Es curioso que siempre se habla del exilio juvenil, de la fuga de cerebros e ingenieros y sin embargo nunca se comenta que una gran parte de nuestros artistas viven, o mejor diríamos malviven, fuera de España. En algunos de mis viajes estuve acogida en la casa-estudio de dos artistas españoles a los que quiero mucho. La casa está construida al fondo de un patio, y para mí es un espacio muy especial, apacible y tranquilo, con muy pocos muebles pero llena de todo tipo de objetos y materiales, con olor a pintura, con las escaleras abarrotadas de cuadros cuyas formas y colores me animaban a empezar el día. Varias veces al año la convierten en una galería abierta a todo el que quiera disfrutar de su obra y de sus performances.


  •  Hipsters: Normalmente jóvenes modernos de clase media-alta, que aunque en teoría están en contra del consumo, sin embargo la impresión que me dan es que son esclavos de su aspecto: grandes gafas, barbas, camisetas rotas, pantalones estrechos, minifaldas, parkas, bicicletas caras, todo con un aspecto vintage y descuidado que no engaña a nadie porque la realidad es que van “hechos un pincel”, su llegada masiva anuncia que el barrio en cuestión se está gentrificando, es decir: quítate tú (alemán anciano, turco, artista pobre, etc.) que ya vengo yo porque me mola este barrio tan guay. Esto supone la subida del precio de los alquileres y la expulsión de los antiguos habitantes a zonas cada vez más lejanas y deterioradas. Este fenómeno ya se ha dado en barrios emblemáticos de Berlín como Prenzlauer Berg y Kreuzberg, ahora la tribu hipster está ya “colonizando” Neukölln. Egoístamente hay que reconocer que el barrio se limpia y adecenta, se rehabilitan muchos edificios, surgen nuevas tiendas de diseño,  cafés y restaurantes de moda, pero todo se encarece y al final el barrio acaba perdiendo parte de su antiguo encanto y convirtiéndose en un escaparate para turistas.

    (Isabel Sánchez)












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6 comentarios :

  1. Alemania está a años luz de España en cuanto a cociencia por la ecología y los derechos de los animales. Si no me equivoco, una de las modificaciones a su Constitución se hizo para incluir la protección de los animales en la carta magna. Igualito que aquí, vamos. Como vegano solo puedo decir que me alegro mucho de que la presencia de veganos y vegetarianos sea tan evidente en Berlin y espero que en breve y gracias al activismo que realizamos en España deje de resultar pintoresco.

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    1. Hola.
      Como apuntas, aquí no es nada raro el vegetarianismo y el veganismo, sobre todo entre los jóvenes (la gente de más edad son carnívoros devoradores de salchichas) y, aunque yo soy omnívora, miro mucho la poca carne que consumo y cuando como por ahí siempre prefiero algo vegetal, así que se agradece mucho la variedad de oferta. En España es un poco difícil salir de tapas y poder comer siendo vegano. Hay un enorme mundo por descubrir fuera de la proteína animal y creo que debería estar más extendido y nos deberían enseñar recetas de este tipo de alimentación para poder incluirlas en la dieta. A mí personalmente me encantan la macrobiótica.

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  2. Muy buena la tipología de personajes, especialmente el Hausmeister me ha encantado. Besos.

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    1. Hola, Paloma:
      Creo que cada lector/a se identifica, o le gusta, un personaje de la lista. Muchas gracias por leer y comentar.

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  3. Me quedo en la casa de los artistas, me hago amiga del hausmeister, colega de la turca del café (aunque no podré comerme sus bollos, por celiaca, así que me paso por una tienda bio y me los compro sin gluten).
    Doy fe de que existen los alemanes buena gente, algunos de mis amigos más entrañables son alemanes (pobres y artistas, pero alemanes).
    El retrato de Berlín podría ser el de Barcelona o el de Bruselas, las dos ciudades que conozco mejor, con algunos matices diferenciales. En definitiva: paisaje de nuestra sociedad europea. Según enfocamos más de cerca el objetivo, por convivir en el lugar, separamos las apariencias de la esencia, y aprendemos a detectar al inspector del bus, a diferenciar al hipster del original, y un buen día hasta nos sorprendemos conversando con esa señora afable a la que no terminamos de comprender, pero aun así nos esforzamos... Ese día habremos olvidado nuestra cámara de fotos y ya no seremos forasteros ni turistas.
    Me gusta mucho que hayáis hablado sobre esos artistas españoles que también malviven fuera. Acabo de escribir un cuento sobre ellos (sin poder publicarlo por haberlo presentado a un premio...)
    Me encanta esta postal vuestra a pie de calle. Un abrazo.

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  4. No te has dejado a ninguno y ni así es aún suficiente para entender lo avariopinto de las calles y los contrastes que tiene esta ciudad de ambos lados. Personalmente me encanta
    Besos

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